Los afamados vinos de la Rioja Alavesa deben en buena medida su excepcional calidad a la imponente Sierra de Cantabria o de Toloño, que se encarga de retener los rigores del clima continental y suavizar las temperaturas en el valle de las vides. Asomarse a sus crestas, que llegan a una cota de 1.455 metros, brinda una recompensa paisajística doble: al sur, un mar de viñedos; al norte, un océano de campos de cereales, hayedos y el Parque Natural Izki, el mayor robledal de melojo de Europa. Desde las faldas de la sierra, los pueblos de Lagrán y Bernedo (ambos a 15 minutos en coche de Suite Curry) son el punto de partida de numerosas rutas que deslumbrarán a los amantes del senderismo, la marcha nórdica, la BTT o el parapente. Todas ellas os llevarán directamente hasta las nubes.
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